martes, 31 de marzo de 2009

विदा सल्वाजे




Es una nueva época
ya no necesitamos el dinero para defendernos
la sociedad cierra sus ojos ante los asuntos reales
la sociedad está construida en base de electricidad y veneno
debemos tener una imagen, una fantasía
de cómo podría ser esta vida.
Queremos probar otra forma de vivir.

Sonido de bosque nocturno
luz de día
soy un político, soy un ilusionista
Yo quiero cambiarlo todo
Yo no quiero cambiar, estoy a salvo, no tengo nada que perder.
Yo no tengo opción,
soy parte de todo.

Ahora entiendo lo que significa la vida para mi
quiero deshacerme de cosas que no quiero
es una carga tener cosas
ahora vivo con los pies en la tierra

Este es el fin y el comienzo de algo
es un momento crucial
el sonido del viento se detiene
Silencio.


Extracto de Video arte "Vida Salvaje" por Claudia Fierro, gracias a camaroncino por guiarme a este lugar,
a este mensaje.

lunes, 30 de marzo de 2009

सु नोम्ब्रे




De esa manera tan absurda...
uno siempre cree… quiere creer que las cosas serán distintas,
que nos espera algo mejor si uno insiste... pero no es así,
la insistencia es pérdida segura cuando de forzar al otro significa.

El rastro es lo que queda de uno después de enfrentar a la nada,
el rastro de tu fortuna dudosa,
el rastro de tu presencia caduca...

Somos una cicatriz que balbucea tersamente la espera
para una conciencia superior que te emancipe (del engaño de la mente)

llegará ese momento en que sepas lo que vale tu voz
y que valores la cicatriz en tu voz.

Pronuncia tu nuevo nombre ahora sin que se despierten sus ojos,
sin que puedan saber que cruzaste la línea y volviste.

domingo, 29 de marzo de 2009

नो हाय कामिनो, मेनोस उन अन्तेस...





Después de entender que la verdadera vida se pasa justo a nuestro lado si uno no mira lo suficientemente detenida, después de perder tantas cosas que no existían, después de revivir fantasmas amigos, compañeros de vida... Después, después no dejaré nada para después. Si te vi ahora no te suelto. Si te dejé atrás no hay camino. Eso es lo bello, no hay camino ni después, menos un Antes.

viernes, 27 de marzo de 2009

miércoles, 25 de marzo de 2009

राय ब्रद्बुरी, ला सिरेना

El Monstruo también ama...Quizas más profundo que un Humano.

Te dedico este cuento a ti, porque sé que te gustará y que sentirás identificación suficiente como para recordar al monstruo bello que llevas dentro, que todos llevamos dentro.



La Sirena, por Ray Bradbury



Allá afuera en el agua helada, lejos de la costa, esperábamos todas las noches la llegada de la niebla, y la niebla llegaba, y aceitábamos la maquinaria de bronce, y encendíamos los faros de niebla en lo alto de la torre. Como dos pájaros en el cielo gris, McDunn y yo lanzábamos el rayo de luz, rojo, luego blanco, luego rojo otra vez, que miraba los barcos solitarios. Y si ellos no veían nuestra luz, oían siempre nuestra voz, el grito alto y profundo de la sirena, que temblaba entre jirones de neblina y sobresaltaba y alejaba a las gaviotas como mazos de naipes arrojados al aire, y hacía crecer las olas y las cubría de espuma.

-Es una vida solitaria, pero uno se acostumbra, ¿no es cierto? -preguntó McDunn.

-Sí -dije-. Afortunadamente, es usted un buen conversador.

-Bueno, mañana irás a tierra -agregó McDunn sonriendo- a bailar con las muchachas y tomar ginebra.

-¿En qué piensa usted, McDunn, cuando lo dejo solo?

-En los misterios del mar.

McDunn encendió su pipa. Eran las siete y cuarto de una helada tarde de noviembre. La luz movía su cola en doscientas direcciones, y la sirena zumbaba en la alta garganta del faro. En ciento cincuenta kilómetros de costa no había poblaciones; sólo un camino solitario que atravesaba los campos desiertos hasta el mar, un estrecho de tres kilómetros de frías aguas, y unos pocos barcos.

-Los misterios del mar -dijo McDunn pensativamente-. ¿Pensaste alguna vez que el mar es como un enorme copo de nieve? Se mueve y crece con mil formas y colores, siempre distintos. Es raro. Una noche, hace años, todos los peces del mar salieron ahí a la superficie. Algo los hizo subir y quedarse flotando en las aguas, como temblando y mirando la luz del faro que caía sobre ellos, roja, blanca, roja, blanca, de modo que yo podía verles los ojitos. Me quedé helado. Eran como una gran cola de pavo real, y se quedaron ahí hasta la medianoche. Luego, casi sin ruido, desaparecieron. Un millón de peces desapareció. Imaginé que quizás, de algún modo, vinieron en peregrinación. Raro, pero piensa qué debe parecerles una torre que se alza veinte metros sobre las aguas, y el dios-luz que sale del faro, y la torre que se anuncia a sí misma con una voz de monstruo. Nunca volvieron aquellos peces, ¿pero no se te ocurre que creyeron ver a Dios?

Me estremecí. Miré las grandes y grises praderas del mar que se extendían hacia ninguna parte, hacia la nada.

-Oh, hay tantas cosas en el mar. -McDunn chupó su pipa nerviosamente, parpadeando. Estuvo nervioso durante todo el día y nunca dijo la causa-. A pesar de nuestras máquinas y los llamados submarinos, pasarán diez mil siglos antes de que pisemos realmente las tierras sumergidas, sus fabulosos reinos, y sintamos realmente miedo. Piénsalo, allá abajo es todavía el año 300,000 antes de Cristo. Cuando nos paseábamos con trompetas arrancándonos países y cabezas, ellos vivían ya bajo las aguas, a dieciocho kilómetros de profundidad, helados en un tiempo tan antiguo como la cola de un cometa.

-Sí, es un mundo viejo.

-Ven. Te reservé algo especial.

Subimos con lentitud los ochenta escalones, hablando. Arriba, McDunn apagó las luces del cuarto para que no hubiese reflejos en las paredes de vidrio. El gran ojo de luz zumbaba y giraba con suavidad sobre sus cojinetes aceitados. La sirena llamaba regularmente cada quince segundos.

-Es como la voz de un animal, ¿no es cierto? -McDunn se asintió a sí mismo con un movimiento de cabeza-. Un gigantesco y solitario animal que grita en la noche. Echado aquí, al borde de diez billones de años, y llamando hacia los abismos. Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí. Y los abismos le responden, sí, le responden. Ya llevas aquí tres meses, Johnny, y es hora que lo sepas. En esta época del año -dijo McDunn estudiando la oscuridad y la niebla-, algo viene a visitar el faro.

-¿Los cardúmenes de peces?

-No, otra cosa. No te lo dije antes porque me creerías loco, pero no puedo callar más. Si mi calendario no se equivoca, esta noche es la noche. No diré mucho, lo verás tú mismo. Siéntate aquí. Mañana, si quieres, empaquetas tus cosas y tomas la lancha y sacas el coche desde el galpón del muelle, y escapas hasta algún pueblito del mediterráneo y vives allí sin apagar nunca las luces de noche. No te acusaré. Ha ocurrido en los últimos tres años y sólo esta vez hay alguien conmigo. Espera y mira.

Pasó media hora y sólo murmuramos unas pocas frases. Cuando nos cansamos de esperar, McDunn me explicó algunas de sus ideas sobre la sirena.

-Un día, hace muchos años, vino un hombre y escuchó el sonido del océano en la costa fría y sin sol, y dijo: "Necesitamos una voz que llame sobre las aguas, que advierta a los barcos; haré esa voz. Haré una voz que será como todo el tiempo y toda la niebla; una voz como una cama vacía junto a ti toda la noche, y como una casa vacía cuando abres la puerta, y como otoñales árboles desnudos. Un sonido de pájaros que vuelan hacia el sur, gritando, y un sonido de viento de noviembre y el mar en la costa dura y fría. Haré un sonido tan desolado que alcanzará a todos y al oírlo gemirán las almas, y los hogares parecerán más tibios, y en las distantes ciudades todos pensarán que es bueno estar en casa. Haré un sonido y un aparato y lo llamarán la sirena, y quienes lo oigan conocerán la tristeza de la eternidad y la brevedad de la vida".

La sirena llamó.

-Imaginé esta historia -dijo McDunn en voz baja- para explicar por qué esta criatura visita el faro todos los años. La sirena la llama, pienso, y ella viene...

-Pero... -interrumpí.

-Chist... -ordenó McDunn-. ¡Allí!

-Señaló los abismos.

-Algo se acercaba al faro, nadando.

Era una noche helada, como ya dije. El frío entraba en el faro, la luz iba y venía, y la sirena llamaba y llamaba entre los hilos de la niebla. Uno no podía ver muy lejos, ni muy claro, pero allí estaba el mar profundo moviéndose alrededor de la tierra nocturna, aplastado y mudo, gris como barro, y aquí estábamos nosotros dos, solos en la torre, y allá, lejos al principio, se elevó una onda, y luego una ola, una burbuja, una raya de espuma. Y en seguida, desde la superficie del mar frío salió una cabeza, una cabeza grande, oscura, de ojos inmensos, y luego un cuello. Y luego... no un cuerpo, sino más cuello, y más. La cabeza se alzó doce metros por encima del agua sobre un delgado y hermoso cuello oscuro. Sólo entonces, como una islita de coral negro y moluscos y cangrejos, surgió el cuerpo desde los abismos. La cola se sacudió sobre las aguas. Me pareció que el monstruo tenía unos veinte o treinta metros de largo.

No sé qué dije entonces, pero algo dije.

-Calma, muchacho, calma -murmuró McDunn.

-¡Es imposible! -exclamé.

-No, Johnny, nosotros somos imposibles. Él es lo que era hace diez millones de años. No ha cambiado. Nosotros y la Tierra cambiamos, nos hicimos imposibles. Nosotros.

El monstruo nadó lentamente y con una gran y oscura majestad en las aguas frías. La niebla iba y venía a su alrededor, borrando por instantes su forma. Uno de los ojos del monstruo reflejó nuestra inmensa luz, roja, blanca, roja, blanca, y fue como un disco que en lo alto de una mano enviase un mensaje en un código primitivo. El silencio del monstruo era como el silencio de la niebla.

Yo me agaché, sosteniéndome en la barandilla de la escalera.

-¡Parece un dinosaurio!

-Sí, uno de la tribu.

-¡Pero murieron todos!

-No, se ocultaron en los abismos del mar. Muy, muy abajo en los más abismales de los abismos. Es ésta una verdadera palabra ahora, Johnny, una palabra real; dice tanto: los abismos. Una palabra con toda frialdad y la oscuridad y las profundidades del mundo.

-¿Qué haremos?

-¿Qué podemos hacer? Es nuestro trabajo. Además, estamos aquí más seguros que en cualquier bote que pudiera llevarnos a la costa. El monstruo es tan grande como un destructor, y casi tan rápido.

-¿Pero por qué viene aquí?

En seguida tuve la respuesta.

La sirena llamó.

Y el monstruo respondió.

Un grito que atravesó un millón de años, nieblas y agua. Un grito tan angustioso y solitario que tembló dentro de mi cuerpo y de mi cabeza. El monstruo le gritó a la torre. La sirena llamó. El monstruo rugió otra vez. La sirena llamó. El monstruo abrió su enorme boca dentada, y de la boca salió un sonido que era el llamado de la sirena. Solitario, vasto y lejano. Un sonido de soledad, mares invisibles, noches frías. Eso era el sonido.

-¿Entiendes ahora -susurró McDunn- por qué viene aquí?

Asentí con un movimiento de cabeza.

-Todo el año, Johnny, ese monstruo estuvo allá, mil kilómetros mar adentro, y a treinta kilómetros bajo las aguas, soportando el paso del tiempo. Quizás esta solitaria criatura tiene un millón de años. Piénsalo, esperar un millón de años. ¿Esperarías tanto? Quizás es el último de su especie. Yo así lo creo. De todos modos, hace cinco años vinieron aquí unos hombres y construyeron este faro. E instalaron la sirena, y la sirena llamó y llamó y su voz llegó hasta donde tú estabas, hundido en el sueño y en recuerdos de un mundo donde había miles como tú. Pero ahora estás solo, enteramente solo en un mundo que no te pertenece, un mundo del que debes huir. El sonido de la sirena llega entonces, y se va, y llega y se va otra vez, y te mueves en el barroso fondo de los abismos, y abres los ojos como los lentes de una cámara de cincuenta milímetros, y te mueves lentamente, lentamente, pues tienes todo el peso del océano sobre los hombros. Pero la sirena atraviesa mil kilómetros de agua, débil y familiar, y en el horno de tu vientre arde otra vez el juego, y te incorporas lentamente, lentamente. Te alimentas de grandes cardúmenes de bacalaos y de ríos de medusas, y subes lentamente por los meses de otoño, y septiembre cuando nacen las nieblas, y octubre con más niebla, y la sirena todavía llama, y luego, en los últimos días de noviembre, luego de ascender día a día, unos pocos metros por hora, estás cerca de la superficie, y todavía vivo. Tienes que subir lentamente: si te apresuras; estallas. Así que tardas tres meses en llegar a la superficie, y luego unos días más para nadar por las frías aguas hasta el faro. Y ahí estás, ahí, en la noche, Johnny, el mayor de los monstruos creados. Y aquí está el faro, que te llama, con un cuello largo como el tuyo que emerge del mar, y un cuerpo como el tuyo, y, sobre todo, con una voz como la tuya. ¿Entiendes ahora, Johnny, entiendes?

La sirena llamó.

El monstruo respondió.

Lo vi todo..., lo supe todo. En solitario un millón de años, esperando a alguien que nunca volvería. El millón de años de soledad en el fondo del mar, la locura del tiempo allí, mientras los cielos se limpiaban de pájaros reptiles, los pantanos se secaban en los continentes, los perezosos y dientes de sable se zambullían en pozos de alquitrán, y los hombres corrían como hormigas blancas por las lomas.

La sirena llamó.

-El año pasado -dijo McDunn-, esta criatura nadó alrededor y alrededor, alrededor y alrededor, toda la noche. Sin acercarse mucho, sorprendida, diría yo. Temerosa, quizás. Pero al otro día, inesperadamente, se levantó la niebla, brilló el sol, y el cielo era tan azul como en un cuadro. Y el monstruo huyó del calor, y el silencio, y no regresó. Imagino que estuvo pensándolo todo el año, pensándolo de todas las formas posibles.

El monstruo estaba ahora a no más de cien metros, y él y la sirena se gritaban en forma alternada. Cuando la luz caía sobre ellos, los ojos del monstruo eran fuego y hielo.

-Así es la vida -dijo McDunn-. Siempre alguien espera que regrese algún otro que nunca vuelve. Siempre alguien que quiere a algún otro que no lo quiere. Y al fin uno busca destruir a ese otro, quienquiera que sea, para que no nos lastime más.

El monstruo se acercaba al faro.

La sirena llamó.

-Veamos qué ocurre -dijo McDunn.

Apagó la sirena.

El minuto siguiente fue de un silencio tan intenso que podíamos oír nuestros corazones que golpeaban en el cuarto de vidrio, y el lento y lubricado girar de la luz.

El monstruo se detuvo. Sus grandes ojos de linterna parpadearon. Abrió la boca. Emitió una especie de ruido sordo, como un volcán. Movió la cabeza de un lado a otro como buscando los sonidos que ahora se perdían en la niebla. Miró el faro. Algo retumbó otra vez en su interior. Y se le encendieron los ojos. Se incorporó, azotando el agua, y se acercó a la torre con ojos furiosos y atormentados.

-¡McDunn! -grité-. ¡La sirena!

McDunn buscó a tientas el obturador. Pero antes de que la sirena sonase otra vez, el monstruo ya se había incorporado. Vislumbré un momento sus garras gigantescas, con una brillante piel correosa entre los dedos, que se alzaban contra la torre. El gran ojo derecho de su angustiada cabeza brilló ante mí como un caldero en el que podía caer, gritando. La torre se sacudió. La sirena gritó; el monstruo gritó. Abrazó el faro y arañó los vidrios, que cayeron hechos trizas sobre nosotros.

McDunn me tomó por el brazo.

-¡Abajo! -gritó.

La torre se balanceaba, tambaleaba, y comenzaba a ceder. La sirena y el monstruo rugían. Trastabillamos y casi caímos por la escalera.

-¡Rápido!

Llegamos abajo cuando la torre ya se doblaba sobre nosotros. Nos metimos bajo las escaleras en el pequeño sótano de piedra. Las piedras llovieron en un millar de golpes. La sirena calló bruscamente. El monstruo cayó sobre la torre, y la torre se derrumbó. Arrodillados, McDunn y yo nos abrazamos mientras el mundo estallaba.

Todo terminó de pronto, y no hubo más que oscuridad y el golpear de las olas contra los escalones de piedra.

Eso y el otro sonido.

-Escucha -dijo McDunn en voz baja-. Escucha.

Esperamos un momento. Y entonces comencé a escucharlo. Al principio fue como una gran succión de aire, y luego el lamento, el asombro, la soledad del enorme monstruo doblado sobre nosotros, de modo que el nauseabundo hedor de su cuerpo llenaba el sótano. El monstruo jadeó y gritó. La torre había desaparecido. La luz había desaparecido. La criatura que llamó a través de un millón de años había desaparecido. Y el monstruo abría la boca y llamaba. Eran los llamados de la sirena, una y otra vez. Y los barcos en alta mar, no descubriendo la luz, no viendo nada, pero oyendo el sonido debían de pensar: ahí está, el sonido solitario, la sirena de la bahía Solitaria. Todo está bien. Hemos doblado el cabo.

Y así pasamos aquella noche.

A la tarde siguiente, cuando la patrulla de rescate vino a sacarnos del sótano, sepultados bajo los escombros de la torre, el sol era tibio y amarillo.

-Se vino abajo, eso es todo -dijo McDunn gravemente-. Nos golpearon con violencia las olas y se derrumbó.

Me pellizcó el brazo.

No había nada que ver. El mar estaba sereno, el cielo era azul. La materia verde que cubría las piedras caídas y las rocas de la isla olían a algas. Las moscas zumbaban alrededor. Las aguas desiertas golpeaban la costa.

Al año siguiente construyeron un nuevo faro, pero en aquel entonces yo había conseguido trabajo en un pueblito, y me había casado, y vivía en una acogedora casita de ventanas amarillas en las noches de otoño, de puertas cerradas y chimenea humeante. En cuanto a McDunn, era el encargado del nuevo faro, de cemento y reforzado con acero.

-Por si acaso -dijo McDunn.

Terminaron el nuevo faro en noviembre. Una tarde llegué hasta allí y detuve el coche y miré las aguas grises y escuché la nueva sirena que sonaba una, dos, tres, cuatro veces por minuto, allá en el mar, sola.

¿El monstruo?

No volvió.

-Se fue -dijo McDunn-. Se ha ido a los abismos. Comprendió que en este mundo no se puede amar demasiado. Se fue a los más abismales de los abismos a esperar otro millón de años. Ah, ¡pobre criatura! Esperando allá, esperando y esperando mientras el hombre viene y va por este lastimoso y mínimo planeta. Esperando y esperando.

Sentado en mi coche, no podía ver el faro o la luz que barría la bahía Solitaria. Sólo oía la sirena, la sirena, la sirena, y sonaba como el llamado del monstruo.

Me quedé así, inmóvil, deseando poder decir algo.

lunes, 23 de marzo de 2009

Acuéstate y duérmete, para despertar sonriente y feliz. Despiértate, levántate, para cansarte
y volver a dormir. El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar.

Discúlpame, perdóname, para que puedas ofenderte otra vez. Enójate, castígame, para que puedas
quererme después. El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar. Yo te olvidé, no me olvido más.

Entrégate y ríndete, para que puedas escaparte después. Libérate y suéltate, para que puedas
quereme otra vez. El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar.

Te dí todo, y ya no doy más. Hoy te quiero, mañana también. Pasado no, el año que viene creo que
siempre te querré.


(El círculo, Kevin Johansen)

Catapilco, Camarón y yo nos tomamos de las manos cantando esta hermosa canción que cobra tanto sentido estos días...

लप्सुस

Preciosa es tu mirada
Preciosa preciosa preciosa

Tu sonrisa me revive el alma, me revive entera
Debo dar gracias porque existes y estás acá a mi lado,
quizás yo no lo he estado lo suficiente
pero para ti el tiempo es otro
lo que se comparte es otra cosa
No reniegas de nada,
porque hay una inocencia aún en tu frente

Preciosa es tu mirada
preciosa preciosa preciosa

Camaroncino llévame por el camino de la amanecida
llévame y lávame

- Si si si camarón aprendiz, sólo espera un momento
y podrás caminar sin la angustia humana de tu presencia borrada.

Preciosa Preciosa también es tu mirada...

नाडा एस रियल

"Quién puede mirar al espejo sin volverse malvado,
un espejo no refleja la maldad,
sino que la crea"

(Ghost in the Shell)

¡Si tan sólo fuera tan simple! Si tan sólo hubiera gente mala por ahí cometiendo insidiosamente acciones malignas, y sólo fuera necesario separarlas del resto de nosotros y destruirlas. Pero la línea que divide el bien y el mal corta el corazón de todo ser humano. ¿Y quién está dispuesto a destruir su propio corazón?

(Alexander Solzhenitsyn)
Un ensayo sobre la maldad



Camarón! piensa!

¿Qué parte de ti no has visto aún?
Existen fosas comunes en tus ojos esta noche camarón
y se afilan tus colmillos
has visto el amanecer y juntado con el atardecer
ya es hora de salir a derretir soles con tu shining

Esta dicotomía es una escisión que has decidido camarón
es una falla con la que cargas, ¿como besas tus heridas?
¿Cómo besas tus errores?

Es hora del demonio fústil
de valorar y unir tus frentes
Los humanoides que habitan silentes deben salir a tomar sus puestos
Ya es hora de partir. Y me alegra poder conocerte, sentir tu olor diferente,
sentir que con un dedo me abarcas, sentir que el sudor que emanas es para mi.

Ese aroma nuevo trae consigo nuevas vidas dentro de esta, el cuerpo de un hombre
puede hacer que trascienda el cuerpo, eso jamas lo pensaste camarón acaso?
Crees que sólo esa mujer por ser mujer te llevaria al cielo? no camaron ni uno ni lo otro. Las tinieblas que te mueven ahora son capaces de derrotarlo todo y dejar un desierto de ti, la maldad más que con los otros es siempre con uno. Te odias y punto.
asume tu odio, asume tu maldad frente a ese odio. quizás será en ese momento cuando mires a tu alrededor, ya lejos de todo, que veas que nada de esto fue real y que prolongas demaciado las cosas, la luna y el agua camarón.
Busca la luna y bebe el agua.
Nada es real.
Ya es hora de salir a derretir soles con tu shining.



"Los gatillos los aprietan los individuos. Las órdenes las dan y las ejecutan los individuos. En última instancia, todo acto humano es, finalmente, el resultado de una elección individual".

(M. Scott Peck)



(Los escritores permanecían sentados repitiendo una y otra vez las mismas frases durante toda la noche, mientras catapilco hacía bellos armónicos con su voz, Camarón se veía molesto conmigo pero me ha entregado un poder único esta noche y lo agradezco)

domingo, 22 de marzo de 2009

कांजुरो

Un vidrio aísla un espacio de otro
El montaje está listo
Una copa que desahoga la torpeza…
… el momento ya era.
Durante el día todo sucede, 24 horas
la verdad se dispersa y entierra como el dolor.

Estás sin energía para seguir guerrero
sólo la pena sobrevive...
Abrázame
deja que me refugie en tu cuerpo esta vida
no esperes a que decida irme lejos y si me voy, sígueme,
no me dejes sola frente a esta distorsión humana,
ayúdame a vomitar mi corazón
como los álamos que hacen señas en el camino,
dale sombra y verde a mis ojos.

Lo he perdido todo y es mejor así.
La Vida que elegí, la Mentira que dejé.

El Conjuro que necesitas guerrero,
lo tienes en tus manos
sólo escupe el fuego y bebe el agua...
...la piedra ha de morir
porque no existen tus eternos soles ni tus eternas neblinas.

LA VIDA QUE ELEGÍ / LA MENTIRA QUE DEJÉ

jueves, 19 de marzo de 2009

गिरासोलेस




La plaza está desierta, me recuerda los bosques ácidos del norte,
los bosques del mar undido.
Atlantis viene hacia nosotros desde arriba
toda su gente en un estallido se colma de vida,
vienen hacia acá...

...son sólo sombras pero profundas sombras,
me llevan al estado prístino del cuerpo.

Dónde estuviste todo este tiempo camaroncino aprendiz, sin poder ver crecer la tierra, la imagen y sólo la imagen de algo hermoso. Perdiste todo para no llorar,
perdiste el espejo de la tarde tibia para no volver a sentir el invierno.
¿Quién te ha enseñado la vida?...ya no importa, quien haya sido, se ha equivocado.

Rompe las alas, rompe la piedra de Sísifo para no volver a bajar ¿de qué sirve vivir bajo un eterno castigo?, quiebra el embrujo de los ojos que te han hecho morir una y otra vez...pero no para olvidar el sentido primigeneo de la carne o el sentido de los presentes que te inundan, sólo para dejar atrás lo forzado.

(Extracto de la conversación con Camarón en el borde de una plaza lejana, Catapilco el duende guardó silencio esta vez y un girasol me regaló)

lunes, 16 de marzo de 2009

¿लो विविरिअस ओत्र वेज़?

Camaroncino aprendiz.... ¿lo vivirías de nuevo?
¿recuerdas esa película en donde los personajes que alguna vez estuvieron enamorados deciden borrar sus recuerdos?
¿Eso quieres camaroncino desviado?

- Quizás lo quiera así, soy un camaroncino cobarde con poca tolerancia al dolor y he recibido y soportado suficiente, me siento un camaroncino estúpido por dejar que esto pasara...

Mira, lo que te he dicho hasta el momento es cierto y viene de aguas profundas, informaciones milenarias del corazón del Universo, toma lo que ha sido bello, quizas no ahora porque lo bello es lo que duele, pero guárdalo para cuando puedas disfrutarlo, todo lo demás no sirve camaroncino, es como cuando a nosotros, apetecibles camarones nos cazan, nos hierven y nos sacan las partes del cuerpo que no se ingieren. punto. pa dentro y a disfrutar el sabor de la carne dispuesta.


(Extracto de la conversación matutina con Camarón Ecuatoriano de Catapilco, Catapilco el duende verde oía esta conversación, para terminarla dijo...Catapiiiilco)

domingo, 15 de marzo de 2009

पारा पिली

La amistad dice el camarón que es de color verde...
La amistad creí era de color violeta

nonono violeta noooo

cuando es violeta es para transmutar y la amistad no siempre transmuta...
no es para eso camaroncino....es para amar, para crecer, para apoyar, para perdonar y mostrar los errores (si es que) es para existir en otros de alguna forma distinta... no para lavarte el corazón.

Las pérdidas de amistad pueden ser valiosas camaroncino, las frecuencias cambian constantemente, no te apenes, tú no eres lo que el otro ve en ti, eres tú, sólo eso... el otro ve en ti lo que las circunstancias muestran y lo que construye la historia a partir de ese cúmulo de segundos vividos mutuamente... si esperabas sinceridad y no te la dieron, bueno, no esperes más a que llegue, porque es pedirle al otro que sea transparente, violeta...dorado. La amistad es Verde.

No existe la compasión del universo... recuérdalo... incrústalo.
Si se va uno llega otro y así, déjalo ir porque si no está, ya no vale la pena, si crees que existió traición de alguna forma u otra, no molestes, todo llega a su debido tiempo camaroncino, todo se paga y todo se sana...

Todo se paga y todo se sana... No te apenes ni preocupes, vive.

तन तन

Tan tan el camarón va...

"Camina sobre los sueños de leopardo,
así son mis siguientes pasos... esos son mi camino
Mira, acá entran los gusanos y los dragones matan las arañas
¿Porqué está sellado?"

(Palabras de Juanito, también un aprendiz de Camarón)

Desde que respiré esa fragancia,
que logro ver los ojos de la serpiente...
ya me ha matado... jajajaja me ha matado.

El vacío querido camarón y catapilco es inherente al alma, eso la hace tan valiosa, eso hace su contenido tan hermosamente indescriptible. ¿Quiénes buscan el masoquismo?
¿qué hiere realmente el masoquista? (hiere los ojos de quien lo mira, hiere a su salvador cuando refleja el autodolor demaciado y pasa a ser la víctima) Siempre serás una víctima y me das pena por eso, siempre habrá alguien o algo que te salve de tus propias desiciones, aveces me das asco y me da asco un asco profundo haber dejado que te llevaras tanto de mi para agrandar tu vara de autocastigo. Camaroncino no vuelvas a validar el daño, nunca más, como el maestro edgar...NUNCA MÁS.

Eres demaciado valioso hoy y el tiempo es corto, debes marchar y limpiar con compasión la mierda de otros, pero tambien la tuya.

sábado, 14 de marzo de 2009

¿हस गणदो तू?

Tin Tin Tin Camaroncino discípulo ¿qué parte de lo dicho anteriormente no has entendido? ... Borra todo lo que te haga daño o perturbe, no lo necesitas, muy por el contrario, es lo que te reprime, lo que cuarta tu ser y enluta tu rostro...

La vide sigue y sigue para todos por igual, el mismo sol despierta cada mañana para recordarnos la luz y así mismo "set" el dios cangrejo de aguas turbias nos recuerda lo que también somos y debemos ser... negrura espesa que recorre la bilis de los corazones humanos, sin ella no alcanzamos a valorar la continuidad de la vida...un viejo muriendo depronto nota que tiene que disfrutar de todo esto, de su epifanía cósmica terrena marina y ahí en su cama de algas doradas se sumerge en el más bello sueño, entrega su corazón al coral negro y encuentra la paz que nadie le enseñó... y que de seguro se ganó.

Bueno pues ¿qué te has ganado tú, camarón perdido?
¿dónde has estado todo este tiempo?

Los ojos de un camarón como el tuyo deben tener preguntas, siempre...y rabia,... rabia y poder!

Poder! Poder! y Paz para manejarlo. todo lo que pasa por tu mente camaroncino desviado es tan importante como la realidad misma, desde ahí todo parte.
Trabaja tu mente y haz lo que tienes que hacer para dejar el dolor atrás, el dolor no es más que la suma de experiencias basadas en dimensiones básicas de la protovida...

...la vida es otra... otra.

martes, 10 de marzo de 2009

ते एस्पेरो

Caminando por catapilco me encontré con mi hermana Mantis , no la veía hace mucho tiempo y la saludé efervecientemente, el agua saltó por todos lados y se hizo un mar de esperas acabadas...

Todo lo que aprendí de ella durante el tiempo que conversamos y compartimos hizo que mis antenas de decápodo se afilaran hasta absorver abisales impensados, la familia lo es todo, aprovecha, deja las cosas que te hacen daño y busca lo tuyo, tu espacio de océano, conócelo al revés y al derecho y nunca olvides donde está tu corazón.

El corazón es algo único y debes cuidarlo, no lo regales, ama desde ti con todo, pero no lo regales, es tu tesoro, si lo regalas estarás buscando en el otro lo que te falta y eso no es justo ni sano, aprende a amar y serás feliz. Hay historias que son tan profundas como los ojos de un infrahumano, búscalas y encuentra en ellas las verdades que se ocultan y se presentan ante ti para generar canales de conocimiento paralelo, nútrete y no olvides quien eres, eres lo que nunca se estanca, eres un mañana constante y eso hace tu presente, mirarse desde afuera hace que todo cobre un sentido superior